La impermeabilización de tejados en Boadilla del Monte es una tarea fundamental para proteger un edificio de filtraciones, humedades y daños estructurales. La elección del sistema más adecuado depende en gran medida de la forma del tejado, ya que no presentan las mismas necesidades un tejado inclinado que uno plano.

En el caso de los tejados inclinados, la pendiente facilita el desalojo natural del agua de lluvia. Gracias a ello, los sistemas de impermeabilización suelen centrarse en la colocación de materiales de cobertura resistentes y duraderos, como tejas cerámicas, de hormigón o incluso de pizarra. Bajo estas piezas se coloca una lámina impermeable o una membrana transpirable que actúa como segunda barrera de protección frente a la entrada de agua. Además, la correcta ventilación de la cubierta es clave para evitar condensaciones que puedan reducir la eficacia de la impermeabilización. El mantenimiento, en general, es sencillo, aunque conviene revisar periódicamente el estado de las juntas y de las tejas para prevenir desplazamientos o roturas.

En los tejados planos la situación cambia. La falta de pendiente hace que el agua tienda a acumularse, lo que aumenta el riesgo de filtraciones. Por esta razón, los sistemas de impermeabilización deben ser continuos y perfectamente sellados. Los materiales más empleados en este tipo de cubiertas son las membranas bituminosas, las láminas sintéticas de PVC o EPDM y las soluciones líquidas de poliuretano o resinas acrílicas que, al aplicarse, forman una capa sin juntas. En estos casos también es muy importante garantizar un buen sistema de evacuación de aguas mediante sumideros y desagües correctamente dimensionados. El mantenimiento requiere inspecciones regulares, ya que incluso pequeñas fisuras pueden dar lugar a filtraciones graves.

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